De pronto, tuvo la sensación de que nunca habÃa vivido y se sintió sorprendida. Era cierto. No habÃa vivido realmente. Desde que tenÃa uso de razón, no habÃa hecho otra cosa que aguantar. Se creÃa un ser humano bueno y nunca le habÃa hecho daño a nadie. Era laboriosa y habÃa alcanzado un buen nivel de bienestar económico, y asà continuarÃa siendo siempre. Era incomprensible que la asaltase semejante pensamiento. Sin embargo, ante esas construcciones decrépitas y esos hierbajos, ella no era más que una niña que nunca habÃa vivido.